Así como la pandemia nos mostró cómo al retirarnos la naturaleza respiró aliviada, también fue evidente el daño que le puede ocasionar a nuestro cuerpo y psiquis el quedarnos encerrados y quietos
Variaciones de peso, dolores de cabeza, de espalda, insomnio, problemas gastrointestinales, aumento en el consumo de alcohol, cigarrillos, medicamentos. Descuidos a nivel de la imagen, síntomas en la piel, deterioro visual, deficiencias nutricionales por mala alimentación o falta de vitamina D por la no exposición al sol, lesiones por accidentes domésticos, síntomas psicosomáticos varios, fueron algunas de las cosas que aparecieron.
Una mente en problemas enferma al cuerpo, y del mismo modo, tener un cuerpo dolido o enfermo angustia, preocupa, afecta directamente nuestra manera de pensar y sentir la realidad.
Cuando recibo un paciente en tratamiento, conocer la relación que tiene con su cuerpo (como lo lleva, qué lugar le da, si lo cuida o descuida) es un indicador que brinda información valiosa acerca de sus aspectos subjetivos y emocionales. Muchos síntomas psicológicos se expresan en el cuerpo o en hábitos que sostenemos. El cuerpo es un mapa emocional.
Tener una vida sedentaria nunca es bueno. En este tiempo tuvimos el desafío de inventar creativamente la manera de mantenernos en movimiento. Moverse es CLAVE para nuestra salud física y psicológica. Un cuerpo quieto se enferma y enferma.
Muchas veces estamos estancados a nivel del pensamiento. No logramos pensar con creatividad, insistimos en lo mismo, estamos encerrados en ciertos temas. Salir a correr, caminar, o hacer cualquier tipo de actividad que implique movimiento permite salirse de esa película repetida y cambiar de escena, oxigenando la mente.
Tratemos de encontrar la manera de movernos, cuidar de nuestro cuerpo es cuidar nuestra psiquis también.
Lic. Delia Madero
Psicóloga
MN 41798