Acompañar a tu perro en la plenitud de su vida

Compartir:

Cuando nuestro mejor amigo muestra los primeros signos de estar entrando a la vejez, es hora de que le brindemos no sólo los mejores cuidados sino también nuestro apoyo y sostén. 

Probablemente, durante toda su vida hemos estado pendientes de él y nos hemos ocupado de su bienestar, pero cuando llegue este momento deberemos implicarnos de otra manera para que siga siendo un perro feliz y saludable. 

Preparandonos para los cambios

Cuando un perro envejece, vamos a encontrarnos con que hay cambios no sólo a nivel físico sino también comportamentales que empiezan a diferir de lo que usualmente conocemos de nuestro perro.

¿Le cuesta moverse o lo hace con menos agilidad? ¿Tiene menos energía para jugar, sus períodos de descanso cada vez se prolongan más? ¿Tarda en responder a los estímulos del medio ambiente? ¿Parece desorientado cuando lo llamamos, tardando más en reaccionar, como si nos desobedecieran? Estas son algunas de las señales que pueden ir apareciendo y darte cuenta de que ya es un perro mayor.

Para poder entender y atender los cambios que él está atravesando, uno de los puntos esenciales son las visitas periódicas al veterinario. Más que nunca será importante que contemos con la ayuda y el consejo profesional de un experto ya que él nos pondrá sobre aviso de cuáles son las medidas y precauciones que debemos tomar. Esto nos permitirá poder discriminar las cosas esperables para esta etapa y saber cómo acompañarlo.

Acompañar con afecto y comprensión a nuestro amigo

Los perros ancianos muestran signos de debilidad senil que debemos comprender y tolerar. Puede que nos pida más atención o que quiera estar más cerca de nosotros; también que nos haga caso, y que no soporte demasiado algunas órdenes. Deberemos ser comprensivos con él y darle todo el tiempo y el afecto que podamos para que se sienta contento y seguro.

En cuanto a su actividad física lo ideal es que haga ejercicios a diario que consistan en paseos y juegos de atrapar objetos de manera tranquila, sin agresividad ni violencia. En general, no dejaremos que se canse en exceso y haremos que repose cuando lo necesite.

Puede ser que la llegada de un cachorro a casa sea beneficiosa porque la energía y la vitalidad de este nuevo compañero puede ser estimulante. Sin embargo quizás sea intolerante con el cachorro, que le moleste o le irrite tener al lado a un pequeño que no se está quieto en ningún momento. Tendremos que enseñarle al cachorro a no molestar al perro mayor, cuidando los espacios individuales sobre todo a la hora de comer y dormir. 

Lo mismo puede pasar con los niños. Los perros mayores necesitan mucha calma y tranquilidad, y los movimientos rápidos y la incesante energía de los niños pueden molestarlos.  

Es importante que vayamos adaptándonos a lo que él puede dar, lo que le permitirá evitar que se frustre o se pueda lastimar. El irá modulando sus esfuerzos de acuerdo a sus capacidades. Seguramente intentará satisfacernos y respondernos con las ganas de siempre, por eso hay que tener cuidado y cuidarlo, sin exigirle de más.

Darse cuenta que ya no es lo mismo es lo más difícil.. Hay que poder dejar un poco atrás lo que fue, para hacer lugar a lo nuevo. Cariño, paciencia y cuidados físicos y médicos bastarán para que nuestro compañero atraviese de la mejor manera esta etapa.

Lic. Delia Madero 

Psicóloga

MN 41798

Compartir: