Mi nombre es Soledad. Desde chica siempre quise tener perro, mis padres nunca habían tenido. Allá por junio del 2009, mi papá se había quedado sin trabajo y muy deprimido… pensé que era «el momento» de tener el tan ansiado perrito que sería una compañía para él.
Con los pocos ahorros que tenía empecé a buscar un labrador, raza que siempre amé y así llega Felipe Titán a casa un 18 de julio del 2009. ¿Por qué el nombre? FELIPE fue un nombre que siempre me gustó para un hijo, y este sería mi «perrhijo». Y TITÁN porque amo a Martín Palermo, aunque después, ese segundo nombre iba a tener mucho más sentido. Felipe fue mi luchador.
Cuando aún vivía la familia completa en casa (mis padres, mi hermano y yo) la rutina diaria era sacarlo, jugar, darle de comer, ir a la plaza, tirar la pelota y que NUNCA la suelte… No entendió el juego… Siempre fue un perro súper juguetón, activo, dulce, y con carácter. A la larga me di cuenta que era como yo ¡Pero en versión perro! Durante 10 años de su vida viajó a la costa con nosotros, amaba el mar y rompía las olas enloquecido. Sacarlo de ahí era una lucha.
Dentro de esta locura inquieta que era Felipe decidí anotarlo en dos ediciones de DOGRUN de la cual una de ella es la famosa foto con la camiseta de Argentina.
Uno más de la familia
Pasaron los años y me fui a vivir sola, lo lleve conmigo pero a los meses empecé a notar que estaba medio bajón, que extrañaba «su» casa y conmigo estaba muchas horas solo. Así que volvió a vivir con “sus abuelos”. Felipe se convirtió en familia, todo era pensado alrededor de Felu, cada decisión. Las vacaciones eran planificadas con él.
Compartir mi vida con él fue lo más hermoso que viví. Llegaba de trabajar y lo único que quería era verlo y abrazarlo y si por cualquier razón no podía ir, le hacía videollamada. Todos los días mientras vivía con mis padres lo veía. Dejamos de hacer un montón de cosas pero también ganamos amor infinito. La vida cambia con un perro, obviamente te limita en algunas cosas pero también siento que Felipe mantenía a mis papás activos.
Felipe, mi luchador
A los 11 años Felipe tuvo un síndrome vertiginoso que lo dejó internado 2 días. Ahí fue cuando me di cuenta que Titán no era solo por Martín Palermo. Felipe luchó, se recuperó rapidísimo y vivió hasta los 14,5. Después de esa internación Feli nunca volvió a estar bien de las patas y caderas, cada vez le costaba más levantarse. Empezamos con fisioterapia espaciada y después cada vez más seguido y con medicación para los dolores. Al principio como modo de rescate cuando le costaba mucho y luego todos los días. A lo ultimo mis papá estuvieron ahí dando toda la paciencia del mundo para caminar y hacer sus necesidades.
Feli era un titán, pero su cuerpo ya no respondía. Yo no quería que sufra y yo se que él estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para poder pararse y dar aunque sea un paso. Pero un día ya no pudo ni quedarse en 4 patas.
La decisión más triste de nuestras vidas, pero se fue en paz.
Fue una decisión que tomamos en familia. La veterinaria ya nos había dicho que Feli no estaba respondiendo al tratamiento. Además ya le habían encontrado un bulto en la articulación de una patita delantera, que por las características seguramente sería un cáncer de hueso. Y llegó el día. Felipe se fue en paz. Me castigué mucho tiempo por tomar la decisión, no sabiendo si había sido en el momento correcto. Pero fue la paz con la que se fue que me hizo dar cuenta que fue el momento indicado, él se estaba quedando por nosotros pero su cuerpo ya no podía más.
Mi consejo para cualquiera que esté en esta situación es que miren al animal y no se dejen llevar por el deseo propio, los perros por naturaleza van a querer quedarse con nosotros. El día que Felipe no se pudo quedar parado en 4 patas fue el límite, porque obviamente a su edad no tenía solo problema de huesos, había otras cuestiones que eran menores pero estaban.
Ninguna decisión es fácil. Y cada uno ve a su perro de manera diferente. Yo creo que uno lo mira y él te dirá cuando es. Felipe entendió perfectamente y nunca lo vi con tanta paz.
Hoy a Felipe lo llevo en la piel. Al mes me tatué la chapita con todo los detalles que tenía de golpes. Está presente siempre, en la casa de mis papá aún se escuchan sus uñitas. Está conmigo y lo va a estar siempre.
Te amé, te amo y te amaré siempre mi amor.
Sole.