Todos tenemos miedo. El miedo es una señal emocional de advertencia, una herramienta de autoprotección ante estímulos peligrosos que sirve como mecanismo de supervivencia. A veces, este puede ser demasiado intenso y llegar a ser desproporcionado, limitando significativamente nuestra vida.
Existen tratamientos específicos para tratar las fobias e inhibiciones, entre los que encontramos la terapia cognitiva y el psicoanálisis. Más allá de las terapias tradicionales, las estrategias pueden ser muchas, y cuanto más creativas mejor. En este sentido, la presencia de nuestro perro puede ser el soporte ideal frente a lo que nos da temor.
Mi perro, mi apoyo
Los perros muchas veces funcionan como apoyo frente a situaciones desafiantes, como por ejemplo interactuar con personas desconocidas, realizar actividad deportiva, etc. Ellos pueden ayudarnos a sentirnos seguros y confiados. De la misma manera pueden colaborar en que logremos el apoyo necesario para trabajar nuestros miedos, como el miedo al agua.
Enfrentar nuestros miedos junto a él puede ser más fácil
La presencia de un animal de compañía frente a una situación de estrés puede brindarnos el sostén y la confianza que necesitamos para superarnos y desafiar nuestros límites. A diferencia de un humano, su presencia no ejerce presión ni expectativas.
Ante otra persona uno se puede sentir “demandado” a tener que superar el miedo para no desilusionar al otro o no pasar vergüenza. Con un animal eso no va a ocurrir, lo cual es favorecedor frente a una situación que por sí misma ya nos puede dar mucha ansiedad.
El perro genera un clima lúdico que es el ideal para atravesar una situación estresante con el menor nivel de ansiedad posible. Es una manera de descentrar nuestra atención de las fantasías surgidas a partir de lo que genera el agua y poder alcanzar un clima de mayor relajación.
Por otra parte, nuestro perro posee un instinto fuerte de supervivencia que hace que naturalmente evite situaciones de riesgo. Por lo que va a interactuar en el agua de manera prudente, siempre acorde a su capacidad de nado y flotación.
Sin duda afrontar situaciones desafiantes en compañía de nuestro perro nos permitirá transformar una situación que siempre nos generó malestar y estamos acostumbrados a evitar, en un desafío que podemos compartir junto a nuestro mejor amigo.
Lic. Delia Madero
Psicóloga
MN 41798