Todas las personas deberían experimentar este amor incondicional
Mi nombre es Mónica Kohl, soy psicóloga, amo correr y hacer actividades al aire libre con mi familia y mis perros Daiu y Junior.
De pequeña quise tener animales pero mis papás no me lo permitían. Cuando mi hija menor estaba por cumplir 4 años pedía tener un perrito y creímos en ese momento que estaban dadas las condiciones para que llegara uno a casa.
Así llegó Daiu. Nuestra vida cambió con su llegada y todas las salidas que hacíamos siempre iban en función de incluirla en nuestros planes. La fuimos a buscar a un criadero (en ese momento no teníamos tan presente el tema de las adopciones).
Ella llegó en el momento justo… coincidió con la muerte de mi mamá, con lo cual mis hijas, que en ese entonces tenían 4 y 6 años, se refugiaron en el cuidado de esa perrita bebé que había que mimar.
Vivimos con Daiu mil aventuras. Tiene 15 años, es una perra super compañera, muy caminadora. Con ella decidimos anotarnos en Dogrun, allá por el 2013. Nuestras niñas pequeñas nos acompañaron en la caminata disfrutando del evento, al final terminamos participando de todas las ediciones. Nos sorprendieron las sorpresas, los regalos. Daiu ganó una bouble, ropa, juguetes, nos hicimos caricaturas.
Con el tiempo, y medida que pasaron los años, viéndola a Daiu envejecer, apareció la idea de adoptar para que ella esté más acompañada. Así llegó el cachorro Junior a casa. El trajo alegría y nuevos desafíos para todos, sobre todo para Daiu.
Para nuestra sorpresa la llegada de Junior la rejuveneció. Juegan y duermen juntos, pasean, son muy compañeros. Amamos verlos compartir y a veces hacer competencia de ladridos o de búsqueda de mimos. Son super distintos: Daiu con es intensa, la primera en despertar y querer pasear, mientras Junior, que tiene 2 años es el señor pachorra y mimos.
En general hacemos dos paseos al día a la plaza donde tienen sus amigos (Bowie, Chino, Pach, Westie). Aman jugar y vuelven a casa y siguen jugando. Mis hijas dicen que ellos tienen más juguetes que ellas cuando eran niñas!
Cómo yo atiendo desde mi casa, ellos son mi mejor equipo de trabajo. Me acompañan desde la cama paciente tras paciente y cuando escuchan que alguien llegó a casa y salen a su encuentro.
La vida siempre te da oportunidades y es por eso que hay que honrarla a diario. Yo soy una agradecida, sobre todo porque tuve cáncer hace 3 años y salir a correr o caminar es un regalo de Dios.
Mis perros me han enseñado a disfrutar de lo simple, viven solo el presente y se ponen contentos con solo una caricia. Creo firmemente que tienen un propósito en nuestras vidas. Cuando salimos a caminar, entender que ellos disfrutan del recorrido y no importa cual es el destino final es algo de lo que todos deberíamos aprender. Yo entreno running y justamente este año tengo el deseo de correr mi primer maratón, sería genial que aprenda a disfrutar de todo el proceso para lograrlo.
Creo que todas las personas deberían experimentar el amor incondicional que brinda compartir la vida junto a un perro. Todavía recuerdo a Daiu no moverse de al lado mío en mis procesos de enfermedad y recuperación.
Mi vida es mejor si Daiu y Junior están en ella.
Mónica Kohl