Cuando tenemos muchas ganas de algo, sentimos una energía que nos motiva hacia adelante. Frente a decisiones con consecuencias importantes, lo mejor es que podamos combinar esa fuerza que nos estimula a avanzar, con la pausa necesaria para reflexionar.
El empuje sin reflexión, es un impulso.
Tener a cargo un animal trae cosas nuevas a nuestra vida: cariño, compañía, amor incondicional, diversión. Es un bienestar se retroalimenta, un dar y recibir mutuamente. Nos queremos, nos acompañamos, nos cuidamos. ¡Nos hacemos bien!
Preguntarnos qué estamos dispuestos a dar, puede ser de ayuda.
Así como vamos a recibir mucho, vamos a tener que ofrecer nuestro compromiso. Ser conscientes de lo que estamos dispuestos a dar es tomar el asunto con la madurez y responsabilidad que se merece. Sin duda tendremos que estar disponibles a ofrecer tiempo, atención, amor, esfuerzo, dinero y tener la flexibilidad de incorporar nuevos hábitos. ¿Vos, qué estás dispuesto a dar?
Los animales, como nosotros, cambian con el tiempo.
Entender que en cada etapa del animal, van a pasar cosas distintas, cosas buenas y otras que nos van a desafiar. Un cachorro no es lo mismo que un animal adulto. Solemos entusiasmarnos cuando son pequeños, sobre todo los niños se sienten especialmente atraídos por ellos. Cuando te encariñes con un cachorro, lo prudente sería imaginarte que en poco tiempo va a crecer.
Llegan las fiestas ¿Regalar un animal es una buena idea?
Es un buen regalo, sin dudas. Nos encanta ver en instagram cuando sorprenden a alguien con un cachorrito. Pero muchas veces esas sorpresas tienen un desenlace poco feliz: perros abandonados en la casa o en el fondo del jardín o nuevamente regalados.
Antes de tentarte demasiado, pensá si la persona a la que le vas a hacer ese regalo está en condiciones de asumir la responsabilidad de su cuidado. Si no estás seguro, mejor no hacerlo. A veces es preferible que sea una sorpresa “no tan sorpresiva” y se converse y acuerde con anterioridad.
Tener un animal a cargo es muy lindo y gratificante, pero no es para todos. Si estás con dudas, tal vez lo mejor sea decir que no y esperar un poco. Para que en el momento en que lo hagas estés tranquilo y convencido. Lo digo por experiencia! En mi caso, fueron dos años de espera, de decirle que no a muchos perritos y gatitos que me querían regalar. Esperé mi momento, cuando estuve lista tomé la decisión.
Hoy compartir mi vida con Dolca es de las cosas más lindas que me pasaron.
Lic. Delia Madero
Psicóloga
MN 41798